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Pedagogía alternativa: la Educación Popular de Paulo Freire


Una de las pedagogías alternativas más conocidas en la actualidad es la educación popular, creada por su máximo exponente Paulo Freire, educador brasileño que a mediados del siglo XX decidió innovar y alejar la educación de la institución educativa más tradicional.

La educación popular, tal como afirma Freire, entiende que «enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su producción o construcción», lo que supone contextualizar la enseñanza plenamente no solo mediante las dinámicas en el aula sino trasladando al alumno al medio que lo rodea. Esto supone que el «oprimido» descubre por él mismo cuál es la realidad exterior y su contexto social.


De toda esta nueva pedagogía alternativa surgen cuatro puntos básicos a través de los que se organiza la práctica educativa. Sigue leyendo para conocerlos.


Puntos básicos de la educación popular

  • Crítica y dialéctica: el «oprimido» debe tener las condiciones más adecuadas para descubrirse y conquistarse mediante la reflexión y comprender su propio destino histórico.

  • Contexto: cualquier persona siempre se sitúa en relación con un contexto social concreto.

  • Método: el diálogo y la reflexión son dos de los recursos orales fundamentales en los procesos de enseñanzaaprendizaje.

  • Praxis: toda la teoría en las ciencias de la educación tiene su aspecto práctico innegable y de vital importancia para el completo desarrollo de la persona.

La educación popular existe para poder ofrecer tanto a los educadores como a los educandos un aprendizaje de su propia realidad mediante la comprensión crítica del mundo que los rodea y su transformación mediante la reflexión y los diálogos. Y es precisamente desde estos planteamientos que surgen cuatro ideas básicas de la educación popular:

  • Educar es conocer de forma crítica la realidad que nos rodea: la educación es concebida como una toma de conciencia de la realidad de forma colectiva, práctica e involucrando las emociones, los pensamientos, los deseos y todo lo relacionado con nuestro origen como seres humanos.En este sentido, Freire concluye: «Nadie lo conoce todo ni nadie lo desconoce todo; nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se educan entre sí mediados por el mundo», y otorga gran importancia al aprendizaje como un acto colectivo e inacabado.

  • Educar no es una práctica neutral: si el acto de educar es algo social, la práctica educativa no puede ser algo neutro, inamovible y apolítico. Cuando educamos, lo hacemos partiendo de unos valores y unos pensamientos propios mediante los cuales debería aparecer un compromiso ético y político de construir un mundo mejor, y superar de esta forma las posibles circunstancias y factores que lo dificulten.

  • Educar es conocer y transformar al mundo y a nosotros mismos: como seres humanos somos seres no solo en continuo cambio y evolución, sino también, inacabados. Somos seres que precisan de experiencias sociales con todo lo que les rodea y es por ello que es importante saber que en el proceso educativo nos necesitamos tanto a nosotros como a las demás personas que están en interacción continua para seguir creciendo y aprendiendo.

  • Educar es dialogar y reflexionar: para comprender y construir nuevas formas de aprendizaje con la realidad que nos rodea, necesitamos comunicarnos e interactuar con las personas que nos rodean para poder ser libres.

Por todo esto, podemos afirmar que la educación popular defiende un proceso de enseñanza – aprendizaje plenamente contextualizado, donde las personas adoptan roles de educando y educador para, a través del diálogo y la reflexión, acceder y transformarse no solo a sí mismos, sino a toda la realidad que nos rodea. Es por ello que no solo el alumno es el centro del aprendizaje, sino también lo son todos los elementos que intervienen en este acto educativo.




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